Subimos a Jerusalén!
Empieza la Cuaresma. Ahora subimos a Jerusalén!
En este camino somos invitados a ser radicales, a dejarlo todo, a ser coherentes, a dejar de mirar hacia atrás mortificándonos por los pasos mal dados y a comenzar a luchar por ser fieles al proyecto de construir un mundo mejor para todos. ¡Esa es nuestra Jerusalén!
Es un camino clarificador porque nos invita a optar tal cual damos el primer paso, a vivir con criterios justicia, de amor, de perdón que no siempre son de este mundo, a ir contracorriente.
Es un camino especial porque sólo puede hacerse en compañía. Y vamos a hacerlo de la única manera posible: siguiendo al que "se hizo pobre por nosotros para enriquecernos con su pobreza" y de la mano del inmigrante subsahariano que espera una oportunidad tras la valla, de la niña siria que sufre los horrores de la guerra, de la mujer filipina que intenta levantar un hogar de entre el barro y la muerte, del hombre ahogado en la soledad y locura de la calle...
Y es, aunque muchos no lo vean, camino de alegría. La alegría sentida al dejarse la piel por los otros, al hacer un poco más real con nuestras acciones el sueño de un mundo de justicia y paz, al sentir la plenitud de la presencia de Aquel que nos lleva de la mano subiendo a Jerusalén.
ALEGRENSE!